Una fotografía repleta de información.
1.- El puerto de O Grove desde la antigüedad operó como un centro de vital importancia para el sistema de comunicación entre la localidad y su entorno, al permitir el intercambio de mercancías, noticias, industrias, ideas, ocio, etc., dejando patente la importancia capital que tuvo para un lugar aislado y alejado de las vías de comunicación como siempre fue la península grovense. Fue sin duda, el instrumento, el medio que abrió a sus habitantes un mundo exterior que se encontraba más allá de las aguas que bañaban sus costas.
La fotografía, de una importancia histórica sin precedentes, totalmente inédita, muestra el primer puerto de O Grove de carácter inmemorial que se encontraba abrigado de los temporales en el lugar de O Corgo. Los muros que observáis son las piedras de mampostería que penetraban unos metros más adelante en el mar, prolongando un pequeño muelle de casi 50 metros y que hoy aún permanece debajo del asfalto, incluso posiblemente con sus escaleras de bajada en varios tramos del mismo. Sí, increíble, pero cierto. Este primer puerto terminaba aproximadamente a la altura de donde estaba el bote de la leña (el galeón de Natalio).
El puerto fue vital para la villa de O Grove por ser un elemento de crecimiento poblacional que influyó en la transformación de su tejido urbano, creando un núcleo consolidado a su lado que se modificó con la apertura de nuevas vías de comunicación como la llamada, inicialmente, calle del puerto (hoy Pablo Iglesias) que fue creada con la configuración actual en las primeras décadas del siglo XX.
La historia de nuestro puerto hunde sus raíces en aquellos primeros marineros que se asentaron al abrigo de los vientos del Sur en un lugar donde confluían dos factores importantes, por una parte una larga playa de arena, la del Hospital y Peralto, que se extendía desde O Corgo hasta Punta de la Besuga (restaurante D. Mexilón) y, la existencia de una fuente de agua potable que les proporcionaba la llegada del río Rasoeiro o río de O Corgo, en su desembocadura. Alrededor de este río se irá desarrollando lentamente un núcleo urbano marinero definido.
2.-La localización primitiva del puerto a principios del siglo XX
Fue construido por el ayuntamiento posiblemente varios siglos atrás en un emplazamiento de difícil acceso para los foráneos, pero que estaba abrigado y recogido de los vientos del Sudoeste por una parte y de los del Norte y Noreste por su dique. Ese primer puerto fue concebido para satisfacer las necesidades básicas de los marineros que, en su inmensa mayoría, poseían embarcaciones de poco calado, como las dornas, que no necesitaban grandes profundidades para llegar la tierra. Con todo, la medida que su población fue incrementándose con el paso de los siglos, la incorporación de más y nuevas embarcaciones de mayor calado hizo que sus habitantes terminaran solicitando al gobierno de la Nación un espigón de mayor longitud en la década de los años diez del siglo XX.
El emplazamiento, no fue un lugar de fácil acceso para aquellos que no conocían realmente la costa grovense porque la llegada a la playa en su punto más próximo al casco urbano (O Corgo), se encontraba infestada de bajos de diferentes tamaños y longitudes, como el "Con da Bandeira", hoy desaparecido, y numerosos escollos de mayor o menor medida que fueron dinamitados en la ampliación de 1919 y que transformaban la arribada a tierra en un puzle marítimo. El entorno fuera de este área tampoco era mejor. Los técnicos de la Comisión de Obras públicas entendieron que la modificación del puerto primitivo aún sin ser a primera vista la mejor localización, era la más favorable, aunque barajaran inicialmente la posibilidad de una alternativa de nueva construcción en el lugar de "Punta da Besuga", es decir, en las cercanías de la actual Estación de autobuses.
Era un emplazamiento que no albergaba bajos en la profusión que concurrían más hacia el interior y su calado era muy superior. Con todo, un inconveniente importante descartó definitivamente la propuesta al considerar que existía una relevante distancia al casco urbano, con el agravante añadido, que deberían realizar una carretera paralela a la playa para enlazar O Corgo con "Punta da Besuga". La idea fue suprimida por el incremento de los gastos y se adoptó cómo única alternativa viable a mejora y ampliación del puerto antiguo.
En realidad, durante siglos el escaso calado no le supuso un problema a los marineros de O Grove que desde tiempos inmemoriales utilizaron embarcaciones adaptadas a las condiciones del lugar dado que nunca fue un puerto al que concurrieran habitualmente embarcaciones que necesitaran un grano calado. Aunque, es cierto, que con la llegada del vapor y el crecimiento de la población a lo largo del siglo XIX y XX la demanda comercial fue en aumento lo que necesariamente comportó la solicitud de la ampliación del puerto antiguo a principios del siglo XX. El lugar contrastaba con el de "Porto de Meloxo" que nació realmente a la sombra de las naves de salazón que se ubicaron allí con la llegada de los catalanes a finales del siglo XVIII y que sí, poseía un mayor volumen de barcos de mayor calado en sus aledaños.
Llegados los principios del siglo XX, el pequeño dique-muelle era insuficiente para el volumen de embarcaciones existentes y las de mayor tamaño, no llegaban a poder atracar en todos los estados de la marea, lo que hizo proyectar una primera ampliación del puerto para que pudieran hacerlo los galeones y traineras, descartando por su alto coste, el atraque de vapores en todas las fluctuaciones de marea. El primer puerto conocido fue transformado y alterado con la ampliación de 1919 que realmente es la que fue sepultada en los rellenos de los años 80. El primer puerto, el antiguo, el que se remonta su construcción a siglos de historia, aún pervive en varios puntos de nuestra villa debajo del asfalto. Nuestra verdadera identidad se encuentra bajo tierra, porque sobre ella la arquitectura popular desapareció para dar lugar la una villa turística que perdió su identidad marinera forjada en siglos de historia. Esos muros son memoria y tradición de una villa marinera de muchos siglos atrás, y afortunadamente, oculta y en silencio, aun pervive.
Francisco Meis Durán, Investigador da Historia local grovense