Hablar de la “Figueira do Meco” es hablar de nosotros mismos como pueblo, es exponer un proceso cultural inmaterial que abarca cinco siglos de generaciones de grovenses que vivieron y transmitieron la identidad de este pueblo a través de ese símbolo; su fuerza, su arrogancia ante las injusticias, su unión como colectivo social ante la adversidad. Toda una historia de una gente materializada en un símbolo que pervive a través de los siglos y de las generaciones.
La primera vez que aparece en documentación escrita será en el libro del Padre Sarmiento titulado Viaje a Galicia y datado en 1745:
"Antes de entrar en el Arenal del Bao a mano derecha hay tres montes y en la cima del medio hay dos ganchos, y entre ellos está la higuera famosa; porque en el Grove hay tradición que allí ahorcaron las mujeres al Meco, y yo mandé cortar unas ramas de dicha higuera para llevar a Madrid por bufonada."
La leyenda cuenta que un cura, llamado D. Juan de La Meca, ejercía el derecho de pernada con las mujeres que se iban a casar.
Cansados los cidadanos de tanta licencia lujuriosa, decidieron ejecutarlo colgándolo de la famosa higuera en el monte Siradella.
Cuando la justiza buscó un culpable de tal abuso, al preguntar: "¿Quién mató al Meco?", contestaron todos juntos:"Matámolo todos!".
Sin pruebas y sin culpables aparentes, el crimen quedó sin resolver, quedándole a los grovenses el apodo de "mecos". Así es como se transmitió con pequeñas variaciones a través de la tradición oral.
La leyenda la contó el Padre Sarmiento de esta manera:
"Dízese que un estudiantón. que o hera natural de MECO junto A Alcalá, o que se llamaba Meco de apellido (que también le ay azia el otro lugar) pasó a Galicia (corno pasan otros tunantes), que habiéndose insinuado en el servicio de no se quien, consiguió el ser cura de San Martín del Grove, que esté en una casi isla en donde la Ría de Padrón entra en el mar alto; que habiendo alí manifestado las habilidades que llevó a Galicia, se desenfrenó tanto su carnal apetito que vició a muchas mujeres, ya por sugestión, ya por violencia, y que irritadas las mujeres, determinaron hecharle de este mundo, ahorcándole de una higuera, y que finalmente habiendo hecho autos la Justicia de la Coruña .... ".
La segunda fuente escrita sobre la leyenda nos la dejó el llamado cura de Fruime, Diego Antonio Cernadas de Castro (1702-1777). El párroco volvería a hablar de ella en el siglo XVIII y tendrían que pasar más de 100 años para que el nombre del árbol regresara a primera plana de la historia.
A “Figueira” en el Congreso de los Deputados
En 1898, con la pérdida de la isla de Cuba, el ministro Eugenio Montero Ríos hará una hábil comparación contando la leyenda del Meco en el Congreso de los Diputados con la finalidad de achacar la responsabilidad de la pérdida de la preciada colonia española no a su gobierno, sino a todos los partidos de aquel momento: Matámolo todos! Perdémola todos!
Sería de nuevo a Figueira sacada de su ostracismo que ya duraba más de 100 años, viendo desde su atalaya privilegiada allá en la cima de la Siradella, entrar y salir a las gentes de O Grove por el Istmo del Vao.
Una leyenda convertida en teatro
La tradición oral continuaría labrando las conciencias, hasta que a finales de los años 30 del siglo pasado el grovense Francisco Franco Calvete, ordenanza de telégrafos, crearía la obra O señor feudal ou: ¿Quen matou o meco", Después de aquella serían numerosas las representaciones que se hicieron de esta obra en el pueblo, unas veces tinguidas de tragedia y misterio y otras de respecto e agorera sospecha. Las últimas se llevaron a cabo durante el año 2016 con gran éxito de participación.
Francisco Meis Durán, Investigador da Historia local grovense