EL ORIGEN DEL TIRO DE PICHÓN EN A TOXA
Hablar del “tiro de pichón” en O Grove es, en los días de hoy, mezclar pensamientos encontrados, gente a favor y otra tanta que muestra su rechazo. Este artículo no quiere ponerse de un lado o de otro, solamente mostrar el certamen como un evento ya histórico en el municipio, que tiene su origen en los albores del siglo XX. Y esto es así porque el “tiro de pichón” en A Toxa, como certamen deportivo, tiene una antiguedad de como mínimo 95 años.
Durante varios años a lo largo de la década de los años diez, se vino desarrollando el campeonato de manera alterna, así tenemos referencias de los años 1912, 1913, 1914, 1916, 1919, 1920…y de esta manera no siempre en la misma situación. Sabemos por ejemplo, sobre los años 1914 o 1916 el lugar donde se desarrolló lo podemos situar, seguramente sorprendente para los ciudadanos de O Grove, cerca de la Punta Pastora. Concretamente si estuviésemos en la playa mirando al mar y por tanto teniendo O Grove enfrente, los participantes estarían justo la izquierda de la playa de la Mourisca, en una explanada hoy inundada de tojos y silvas.
Por tanto allá por el 1912 se celebró, posiblemente, el primer campeonato. Ya a últimos de agosto de aquel año se anunciaba como un acontecimiento de proyección internacional que se vendría a celebrar el 1 de septiembre y promovido, como no podía ser de otra manera, por la S.A. de la Toxa. En los tres días que duró la iniciativa participaron los más notables tiradores de Galicia en “tres poules” de las cuales la tercera, el “Gran Campeonato de La Toja” era la más variada y rica en premios, y donde, según en cual se participara, los concurrentes debían abonar una cuota de inscripción que oscilaba entre las 20 y 40 pesetas.
Aquel acontecimiento daba sus primeros pasos en la isla e hizo que se acercasen más de 300 personas procedentes de distintos puntos de nuestra geografía: Vigo, Pontevedra, Vilagarcía, Santiago…Dada la gran afluencia de comensales, los servicios de catering del Gran Hotel tuvieron que trabajar a destajo para servir no menos de cuatrocientos desayunos. Debió ser sorprendente ver el número de automóviles que invadieron la isla, teniendo en cuenta su escaso número en aquella época, y que en aquel día no bajaron de cincuenta. Vehículos que fueron pasando por el antiguo puente ya reformado varias veces desde su inauguración, en el año 1910, hasta nuestros días.
Si pensamos en el certamen hoy, calculamos que el número de palomas que mueve este acontecimiento son varios miles, sin embargo en aquel naciente evento llegaron un “exiguo” número de 700 procedentes de Extremadura. Una gestión que desarrolló el que fue el primer gerente que tuvo la S.A. de A Toxa, el farmacéutico asturiano Don Fernando Fernández Porrero, hombre de una indudable capacidad de mandato que dirigió durante catorce años el complejo balneario.
En este segundo año de la década de los diez el Faro de Vigo relataba que “el campo de tiro de pichón, estaba muy bien dispuesto, y todos los palcos ocupados por distinguidas señoras y hermosas señoritas de las tres poblaciones antes mencionadas, así como también de la colonia que estaba en el balneario”
A las tres y media comenzó la sesión con el sorteo para el orden que tendrían que guardar los tiradores en la primera “poule” a seis pájaros. Entre otros estaba el hijo del marqués, Raimundo Riestra, el vigués Manuel González Fresco, Ramón Sanjurjo, Francisco Yañez, Fernando Bárcena, Eduardo Gasset, el Marqués de Acapulco, Juan Tapias…tirador, este último, que sería el ganador de la primera “poule” con 200 pesetas y el 40% de las inscripciones. El segundo fue para el Marqués de Acapulco que sería recompensado con el 25% de las inscripciones y el tercero, con un objeto de arte, para uno de los más asiduos y mejores escopetas del “tiro de pichón”: Manuel González Fresco.
También en esta competición había una “poule” dedicada exclusivamente para “señoras y señoritas” que quedó desierta. El punto final se puso con la siguiente tercera “poule”: El Gran Campeonato de La Toja”. Juan Tapias volvió a alcanzar el primer premio que consistió en 1.000 pesetas y una copa de plata, del por aquel entonces, amo y señor de toda la provincia de Pontevedra, el Marqués de Riestra.
El segundo fue para el tirador de Vigo, Manuel González Fresco que desde una distancia de 27 metros mató a 20 pájaros errando solamente dos.
Un hecho curioso de aquel primer certamen fue, una vez finalizada aquella jornada, la subasta de las escopetas llegando a obtenerse con su venta más de 1.000 pesetas. No todas se cotizaron igual ya que las que alcanzaron mayores precios fueron las de González Fresco comprada por 280 pesetas y la del Marqués de Vilanova i la Geltrú que llegó a las 120.
Ocurrió en aquel campeonato algo que se dió en su recta final, un nuevo giro. Como ya dijimos antes la “poule para señoras y señoritas” quedó desierta. Sin embargo, cuando finaliza el certamen “varias señoritas de la colonia veraniega deciden hacer algunos ejercicios de tiro al pichón”. Esto da pie para que se formalice la “poule” y se haga de eso todo un acontecimiento. Participaron en aquella tarde de septiembre, un grupo de chicas habituales en las tardes de verano de A Toxa, Camila y Margarita Calleja, Rosita Coll y Rosa de Federico. Camila Calleja será la que, matando tres de las cuatro palomas, llevará el primer premio, mientras que Rosita Coll que dejó escapar dos, será la segunda nominada. Tal fue el entusiasmo levantado en la colonia por la celebración de la tirada para mujeres que se les hizo un acto cargado de solemnidad para la entrega de premios.
2ª parte
El lugar elegido para el evento fue “adornado con profusión de flores”, sonó música e incluso se escuchó y se vió desde O Grove, cohetes que festejaban la iniciativa que habían cogido las mujeres. Bajo este halo protector de masculinidad el Gran Duque del Berbés decide escribir para la ocasión un himno. El realmente importante es que la música la componen un bañista que se encontraba en aquel momento en el Hotel, un personaje por otro lado asiduo a las aguas de Louxo; el Maestro José Tragó. Este hombre condiscípulo de Isaac Albéniz fue maestro de varios de los más grandes compositores españoles: Manuel de Falta, Enrique Granados, Joaquín Turina…La lástima es que el original de aquella música se perdió en el tiempo y solamente nos queda el himno impreso en las hojas del periódico.
Las estrofas de aquella melodía fueron cantadas por uno de los personajes, que solamente las personas más viejas de O Grove recordarán entre nieblas. Un hombre que durante décadas fue una institución en el Gran Hotel y que fue considerado como el relaciones públicas del mismo: el barítono Mercadillo. Hombre abierto y de fácil sonrisa que en aquel acto festivo cantaba las estrofas mientras, al unísono, todos los bañistas presentes hacían el coro.
Si aquel 1912 no fue el primer paso, que posiblemente sí (la era del tiro-espléndida empieza), sí debió ser uno de los primeros. Al año siguiente se volvió a repetir el fenómeno social pero con una excepción, la gente de O Grove también quiso “participar” activamente y tal fue su entusiasmo que la Guardia Civil intervino avisada posiblemente por el gerente.
Durante el mes de junio de 1913 se hospedan en el Gran Hotel un gran número de personas entre las que figuraban banqueros, aristócratas, militares…Hacía unos días que habían venido a la isla unos aficionados de Vigo, posiblemente miembros del Sporting Club que ya habían tenido su primer certamen en 1911, para elegir el terreno en el que tendría lugar el emplazamiento del “tiro de pichón”. La radicación del lugar, posiblemente igual que en el año anterior, fue delante del que hoy es la entrada al Gran Hotel y que de aquella era el edificio Comedor-casino. Tendríamos que pensar que donde hoy se encuentra el enorme eucalipto y la pequeña piscina del jardín existió, por lo menos en este año, el emplazamiento para el campeonato. Las obras llevaron la explanación del campo, la construcción de un elegante pabellón-restaurante y unas tribunas. Toda una serie de mejoras que contaban tenerlas preparadas para la primera quincena de Julio y así poder comenzar todos los domingos una tirada hasta la segunda quincena de agosto, mes en el que se disputaría la “Gran Copa de La Toja”. Por otra parte, toda una declaración de buenas intenciones, pues justo el 4 de julio, gente de O Grove decide anticiparse al certamen y “participar” en el “tiro el pichón”. Un grupo de mujeres, “se trasladaron al punto en el que la empresa anónima construía el campo y valiéndose de azadones y picas destruyeron la explanación hecha en el terreno”. Esto fue uno de los tantos acontecimientos que se venían repetiendo desde hacía años motivado por el aprovechamiento del monte y las continuas reyertas que enfrentaban a los vecinos del municipio con la sociedad anónima. La guardia civil intervino aquella vez y no tuvieron más remedio que marchar, no sin antes, deshacer todo lo que pudieron. A pesar de los percances se celebró el evento a tiempo y dado el éxito alcanzado en el año anterior el número de premios aumenta y de forma semejante el precio de las inscripciones.
Para aquella vuelta el Marqués de Riestra fue capaz de convencer a uno de sus mejores amigos, el exministro de Hacienda y también de Gobernación, Augusto González Besada, para que asistiera. Será él quien esté en aquella tirada de 1913 y quien done una de las copas en la que figurará su nombre. Pero no finalizaban aquí las amistades del Marqués, sino que dando nombre a otro de los premios estaría Gabino Bugallal, aquel que había sido ministro de instrucción pública bajo la presidencia de Raimundo Fernández Villaverde y que sería en el mes de octubre de aquel mismo año, ministro de Hacienda con el presidente Eduardo Dato.
Fue tanta la asistencia que se sirvieron 600 almuerzos y, si el año anterior habían estado cincuenta automóviles, en este llegaron a los cien. Cenaron en el Gran Hotel un menú variado que hoy reproducimos para rememorar lo que se comía por aquel entonces en el Gran Hotel. Durante aquel almuerzo, mientras la gente hablaba de su vida cotidiana y los políticos se la arreglaban, sonaba un cuarteto de lujo integrado por profesores de la Orquesta Sinfónica de Madrid. Ese año estaba formando parte de las comidas musicales del Gran Hotel, Rafael Mirecki, un chico de apenas quince años que ya era profesor en el conservatorio. No nos debería sorprender por otra parte, ya que su padre fue Maestro de uno de los más grandes violonchelistas de todos los tiempos: Pablo Casals.